El
autónomo es un valiente con sueños, ganas, ilusión, afán
de mejora y empeño por progresar. Es un rara especie en nuestra
sociedad económica actual. El emprendedor parece estar en
época de declive, pocos son los que se atreven a iniciar una
aventura sin garantías de éxito.
Los
medios de comunicación, los distintos gobiernos, los diferentes
partidos políticos, los sindicatos y la patronal coinciden en la
importancia para el crecimiento económico de este país de fomentar
la creación de empresas, avivar las nuevas ideas de negocio, de
apoyar las nuevas iniciativas... Sin embargo, ¿se está haciendo?
¿Realmente se están llevando a cabo medidas para provocar la
innovación?
La
persona que se plantea la opción de darse de alta como autónomo y
trabajar por cuenta propia se enfrenta a múltiples dificultades
reales de falta de información, de orientación, de apoyo económico,
... Se encuentra con mucha publicidad sobre lo importante que es para
el país y con mucha propaganda de subvenciones y de asesoramientos
que no se materializan en la realidad.
Sin
embargo, todos seguimos estando de acuerdo en que el autónomo es
imprescindible en el panorama laboral.
Con
los datos de afiliación al RETA (Régimen Especial
Trabajadores Autónomos) de la Seguridad Social y tomando como
referencia los afiliados del 2001, la evolución del número de
Autónomos en nuestro país ha sido la siguiente:
Podemos
observar con claridad como a partir del 2008 se produce una inflexión
a partir de la cuál la caída es continuada. Algunos medios
publicitaron y alardearon de una subida de afiliación en el mes de
marzo de 2012, pero olvidaron mencionar que seguimos con medias
inferiores a las de 2006.
En
un momento, donde la creación de empleo es esencial, el incremento
del número de estos profesionales independientes es fundamental. Sin
embargo, en la famosa Reforma
Laboral poca mención se hace al autónomo, alguna
bonificación para determinados contratos a trabajadores y poco, muy
poco más.
Tal
vez vaya siendo hora de que se de a estos profesionales el lugar que
merecen en la economía. Quizás es el momento de dejar los
recortes y los ajustes, que como resulta evidente, no nos llevan
a ninguna parte y dedicarnos a favorecer el consumo para
incrementar la creación de empresas y con ello disminuir el
desempleo. Posiblemente es ahora o nunca.
Si
no somos lo suficientemente hábiles, en momentos como estos, para
aprovechar el potencial profesional de nuestro país, si no somos
capaces de explotar el potencial humano de que disponemos, habría
que plantearse si no tenemos lo que merecemos.
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